Tóxicos de los jabones convencionales
- Maria Elena Rendon
- 30 jun 2016
- 4 Min. de lectura
Estos son algunos de los tóxicos más frecuentes que podemos encontrar en la mayoría de productos de higiene corporal como jabón, tanto en pastilla como líquido, gel de baño, etc, incluyendo muchas marcas "naturales" de venta en herbolarios: Parabenos. Usados como conservantes: methylparaben, propylparaben, butylparaben, ethylparaben, isobutyl paraben o E216. Estudios realizados lo relacionan con el cáncer. Provocan disrupciones hormonales, ya que al tener una estructura muy similar a los estrógenos interfiere con el funcionamiento del sistema endocrino. Ethyl alcoholes. Solventes como el Alcohol Isopropílico y el Propylene Glycol pueden causar dermatitis (especialmente en niños), irritación en la piel, problemas de hígado o riñón e inhibir el crecimiento de las células de la piel).
El Propylene Glycol se usa en cosméticos, champús, desodorantes y after-shave. Es también el principal componente en los líquidos de frenos y el anticongelante. El Isopropyl Myristate, un alcohol que se usa en los enjuagues capilares, crema de manos y fragancias, es también un solvente que seca el cabello y la piel, creando grietas y fisuras en la piel, lo que fomenta la proliferación bacteriana.
El Polyethylene Glycol (PEG), un componente que se encuentra en la mayoría de los productos para limpiar la piel, se usa para disolver la grasa y es la misma sustancia que contienen los detergentes para limpiar el horno. Ftalatos. Son derivados del plástico y muchas veces no aparecen listados en las etiquetas. Estudios realizados los han relacionado con defectos de nacimiento en el sistema reproductor masculino, especialmente en los testículos en desarrollo, así como daños en el hígado, riñones y pulmones. Se absorben a tráves de la piel. Metales pesados. Sodium laurel o lauryl sulfato (SLS), también llamado sodium laureth sulfato. Presente en el 90% de los productos de higiene personal (gel de ducha, champús y suavizantes de pelo), es un agresivo detergente que se usa por su capacidad de hacer espuma. El lauryl sulfato rompe la barrera de humedad de la piel, penetrando fácilmente en la piel y permitiendo que otras sustancias químicas también se absorban con facilidad. Al combinarse con otros compuestos químicos se convierte en una nitrosamina, una clase muy potente de carcinógenos, de fácil penetración en la barrera sanguínea. Puede originar caída del cabello, sarpullido, irritaciones en los ojos (que pueden derivar en reacciones alérgicas) y daño permanente en los ojos, especialmente en los niños. Estudios realizados en el departamento de Dermatología de la escuela de Medicina de la Universidad de California para determinar el grado de absorción de SLS en la piel determinaron que el sodium laurel sulfato penetra en la piel hasta una profundidad de 5-6mm. Los niveles en la epidermis después de la aplicación de una solución acuosa al 1% durante 24 horas superaron los niveles a los que pueden aparecer irritaciones. Tejidos más profundos también podrían haberse visto expuestos al compuesto. Colorantes artificiales derivados del petróleo (petroquímicos). Son carcinógenos. Fragancias sintéticas. Pueden contener hasta 200 ingredientes. No hay forma de saber que químicos contienen, puesto que en los ingredientes sólo aparece la palabra 'fragancia'. Pueden provocar dolor de cabeza, mareo, sarpullido, hiperpigmentación de la piel, tos o vómitos. En la mayoría de los casos, el sarpullido está originado por hongos como la cándida, debido a la baja inmunidad de la piel, al igual que la presencia de hongos en las manos o en los pies (el denominado pie de atleta). La causa de la baja inmunidad se debe generalmente al contacto de metales pesados en la piel: aluminio (presente en lociones, jabones corporales y desodorantes), cobalto (detergentes), estaño y estroncio (dentífricos) circonio (desodorantes y dentífricos), joyas o relojes de metal, empastes metálicos en la boca, etc. Por otro lado, los metales sirven de alimento a los hongos. Los productos químicos son absorbidos por la piel. Acto seguido ingresan en el torrente sanguíneo, lo que permite la distribución de las toxinas por todo el cuerpo. Se debe evitar igualmente el uso de jabones antibacterianos, que también son causa de baja inmunidad en la piel, lo que posibilita la proliferación de hongos y bacterias. Los jabones antibacterianos (así como champús, detergentes y numerosos productos de limpieza) contienen triclosán, un químico que no sólo mata las bacterias, sino que también destruye las células de la piel. Leer las etiquetas puesto que algunos productos “naturales” de herbolario contienen triclosan, así como derivados del petróleo y otras sustancias químicas.

Los jabones antibacterianos debilitan el sistema inmunológico en general (no sólo en la piel) al interferir en el proceso de maduración de las células T, aumentando el riesgo de alergias en niños. Recientemente se ha descubierto que los productos antibacterianos ofrecen muy poca protección contra la mayoría de los gérmenes y, por si fuera poco, están incrementando la resistencia de las bacterias a la acción de los antibióticos. En numerosos productos de higiene corporal se añade Aluminio como hidratante de la piel, metal que se haya muy vinculado con el desarrollo del Alzheimer. El aluminio bloquea la vitamina C, la vitamina E, la vitamina B1, el Zinc, el Selenio, el Sodio, el Potasio y el Fósforo.
Tomado de: http://www.dietametabolica.es/jabon.htm
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